
Tailandia, presa de la sobrepoblación de leones domesticados

Detrás de su garaje, en una calle como tantas otras de Chiang Mai, en el norte de Tailandia, Tharnuwarht Plengkemratch instaló dos leonas blancas y un híbrido de león y tigre de 200 kilos llamado "Big George", sus mascotas.
En Tailandia la ley permite a los particulares tener al "rey de los animales".
Desde Chiang Mai, Tharnuwarht detalla en TikTok a sus tres millones de seguidores el cotidiano de sus tres felinos, que "disfrutan jugando y son cariñosos".
"Quiero mostrar que los leones pueden llevarse bien con los humanos", asegura, aunque sus interacciones —cautelosas— dentro del recinto de "Big George" se limitan a minutos.
La población de leones en cautiverio explotó en los últimos años en este país del sudeste asiático, con más de 500 ejemplares registrados en zoológicos, granjas de cría, cafeterías temáticas y domicilios particulares.
El fenómeno pone en peligro tanto a los leones como a las personas a su alrededor, advertierten especialistas, en un contexto marcado por el tráfico ilegal de animales.
Las redes sociales agravan esta tendencia, subraya Tom Taylor, responsable de la Fundación Amigos de la Fauna Silvestre de Tailandia (WFFT).
"Es una locura total. Da miedo imaginar lo que ocurrirá dentro de diez años si no se cambian las leyes", subraya.
Desde 2022 la ley exige a los propietarios registrar a sus leones domésticos, implantarles un microchip e informar a las autoridades en caso de mudanza.
- Tráfico ilegal -
Pero el texto legal no establece ningún control sobre la reproducción ni sobre los híbridos, y las exigencias respecto a las condiciones de conservación en los recintos son mínimas.
Los nacimientos de especies que existen en estado salvaje en Tailandia, como el tigre, deben ser notificados en un plazo de 24 horas. En el caso de un león, su propietario dispone de 60 días.
"Ese plazo es enorme. ¿Qué se puede hacer con una camada de cachorros de león durante esos 60 días? Muchísimas cosas", afirma Taylor.
Este experto y sus colegas observaron un aumento del número de leones en cautividad, pasando de unos 130 en 2018 a unos 450 en 2024, según investigaciones en redes sociales y visitas sobre el terreno.
Pero, por falta de pruebas de vida durante un año, otros 350 grandes felinos desaparecieron de su radar, posiblemente debido a muertes no reportadas, a que el animal ya no es exhibido al público o, peor aún, por el comercio ilegal, según Taylor.
"Entrevistamos a profesionales que nos dieron precios de leones vivos o muertos, y nos dijeron que podían conseguirlos en la frontera", explica.
Existen numerosas pruebas del tráfico de leones o de sus partes, indicaron a AFP varios expertos que pidieron el anonimato.
La criadora tailandesa Pathamawadee Janpithak, de 32 años, comenzó en el negocio de los cocodrilos, pero el descenso en los precios de estos reptiles la llevó al mercado de los leones.
Vende cachorros de un mes por unos 500.000 bahts (cerca de 15.000 dólares). El valor había llegado en un momento a casi 25.000 dólares, pero el mercado se reajustó debido a la mayor oferta generada por de sitios de reproducción.
Los leones en cautiverio, que consumen alrededor de dos kilos de carcasas de pollo al día, pueden tener camadas de dos a seis crías, una o dos veces al año.
Las tres instalaciones que controla Pathamawadee en Chachoengsao (centro) albergan aproximadamente 80 ejemplares, desde un imponente león de nueve años hasta dos cachoros enfermos de apenas ocho días, alimentados con biberón.
- Más complicado -
Tienen pelaje blanco debido a una mutación genética. Los leones blancos, considerados erróneamente como una subespecie "en peligro", son populares en Tailandia.
Pero su escaso número aumenta el riesgo de consanguinidad y enfermedades.
También es cada vez más difícil encontrar compradores dispuestos a respetar la ley, lamenta Pathamawadee. "Antes la gente pagaba y se llevaba un león. Hoy todo es más complicado", insiste.
Afirma vender aproximadamente la mitad de los 90 cachorros que nacen cada año en su granja, a menudo a otros criadores, cada vez más inclinados a abrir "cafés con leones", donde los clientes pueden tomarse fotos y acariciarlos.
Cerca de Chiang Mai un domador despertó a un cachorro de su siesta para jugar con un grupo de turistas chinos entusiasmados. El café permitió a AFP grabar la interacción, pero, como todos los establecimientos similares contactados, rechazó una solicitud de entrevista.
Pathamawadee ya no vende a estos cafés, que tienden a deshacerse de los cachorros pocas semanas después, cuando ya crecieron demasiado. Asegura haber recuperado leones traumatizados, incapaces de reproducirse.
El aumento de la población de leones es un problema para la agencia tailandesa de gestión de parques nacionales y conservación de la fauna y flora silvestres (DNP), admite Sadudee Punpugdee, director encargado de la protección de la fauna.
– Costes "sustanciales" –
Las medidas actuales apuntan a limitar la importación de leones, para que los criadores se centren en la población existente.
Pero las autoridades, ya sobrecargadas, se enfrentan a decisiones difíciles a la hora de aplicar las normas, sobre todo porque los animales confiscados pasan a estar bajo su responsabilidad, explica Penthai Siriwat, de WWF Tailandia.
"Hay muchas deliberaciones antes de intervenir, dado el coste sustancial", señala.
Los propietarios como Tharnuwarht a menudo hablan de su preocupación por la conservación, pero estos leones africanos en cautividad en Tailandia nunca vivirán en libertad.
Khanom y Khanun, de dos años cada uno, viven en un santuario gestionado por el DNP en Suphanburi (centro), tras haber sido confiscados. Pueden vivir al menos diez años más y necesitan cuidadores especializados, alimentación y atención médica.
"El bienestar psicológico y físico de los animales debe ser la prioridad", explica la veterinaria jefe del lugar, Natanon Panpeth.
M.Kowalski--GL