
La dificultad de España para lograr la "desconexión" de la tecnología militar israelí

Voz muy crítica de las acciones de Israel en Gaza, el Gobierno español anunció un embargo de armas contra el Estado hebreo, pero lograr la "desconexión" total de la tecnología militar de ese país parece complicado.
El jefe del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez, anunció el 8 de septiembre una serie de medidas para "detener al genocidio en Gaza", entre ellas consolidar "jurídicamente el embargo" sobre las ventas y compras de armas a Israel, aplicado "de facto desde octubre del año 2023".
El decreto que precisará los términos de la disposición, que ha sufrido retrasos, debe ser aprobado en el Consejo de Ministros del martes.
Avanzando hacia ese objetivo, el Gobierno de izquierda ya canceló un contrato para adquirir lanzacohetes de diseño israelí por valor de 700 millones de euros, así como la adquisición de 168 lanzadores de misiles antitanque, que debían fabricarse en España bajo licencia de una empresa israelí, por 287,5 millones de euros.
Pero alcanzar el "objetivo cero dependencia de Israel" mediante "planes de desconexión", tal y como prometió en junio la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, sigue siendo complicado.
- "En plena revolución" -
Es un "tema sensible", confirmó una fuente militar a AFP, al señalar que "una cosa es la intención de cortar (de forma) radical y otra cosa es la realidad".
"Todas esas decisiones tienen repercusiones", señaló la fuente, que agregó: "Estamos en plena revolución".
El cambio de paradigma afecta municiones, radios en los tanques de combate, blindados y lanzamisiles, según la prensa española.
El diario El País mencionaba recientemente dificultades con los aviones de caza F-5 utilizados para formar a los pilotos en la Academia del Aire, donde acaba de ingresar la princesa Leonor, heredera al trono de España.
Estos antiguos aparatos de diseño estadounidense han sido "modernizados" por la empresa IAI (Israel Aerospace Industries), que también se encarga del mantenimiento.
La duda es si estos aviones van a poder seguir volando tras la "desconexión" con Israel.
"Lo que estaban realizando industrias israelíes" ya lo están supliendo "industrias españolas", buscó tranquilizar esta semana la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien afirmó hablando en los pasillos del Congreso que la apuesta es "por la industria española, por la industria europea", pero, en ningún caso por "la industria israelí".
"Dejamos de enviar material o de comprar material a Israel. Es verdad que quedaban algunos flecos desde el punto de vista de tecnología, pero todo eso, antes del verano, justo a finales de julio, ya se recondujo", continuó la ministra, cuya oficina no ofreció detalles de los materiales afectados por el próximo decreto.
- "Amenaza rusa" -
La confianza de la ministra no convence, sin embargo, a todos los especialistas, que destacan los ajustados plazos para sustituir los equipos cuyos contratos de adquisición han sido cancelados.
"No hay tecnologías españolas disponibles para reemplazarlos. Habría que desarrollar investigación", estima Félix Arteaga, investigador especializado en seguridad internacional del Real Instituto Elcano de Madrid.
Además, si se recurre a tecnologías disponibles, como las estadounidenses, sería reemplazar una dependencia por otra, y no se lograría la deseada "autonomía estratégica", agrega.
Hay un "dilema entre las necesidades militares relacionadas con la amenaza rusa --con el desarrollo de sistemas de defensa antimisiles de última generación, donde los israelíes están muy avanzados-- y un enfoque más político, que está relacionado con la situación en Gaza", resume David Khalfa, investigador de la Fundación Jean-Jaurès y copresidente del centro Atlantic Middle East Forum.
"La ventaja de los israelíes es que estas tecnologías se prueban en el terreno. Hay pocos países que son capaces de blindar su espacio aéreo", continúa Khalfa, resaltando el desfase entre "la ética más elemental respecto a lo que sucede en Gaza y las realidades geopolíticas".
Las alternativas no son muchas y por ahora inconcebibles, según su punto de vista. Solo Rusia, China o Estados Unidos tienen hoy ese conocimiento.
Sin embargo, "estamos viendo lo que pasa con Estonia, con Polonia, con la incursión rusa que pone a prueba claramente a la OTAN, hay una inquietud europea", concluye.
C.Pawlowski--GL